miércoles, 20 de julio de 2022

“ACTUALIDAD PROVOCATIVA”

 

 

He pensado en escribir,

sin tener razón ni causa,

no en la prosa de otras veces,

sino en la forma rimada

que puede parecer cosa,

al menos, un poco extraña.

 

Mas me siento motivado

para ejercer tal hazaña,

por ser método y manera,

con mucho, menos usada,

y es posible que este modo

atraiga más las miradas.



La página de este blog

está un tanto abandonada

por exceso de trabajo

y, de tiempo, mucha falta:

decía Martín Abril,

poeta, amigo del alma,

que pareciera que todos

los que por la vida pasan

han nacido un poco tarde,

como media hora larga,

y siempre andamos de prisa

para ganar ese hándicap:

pido perdón al lector

por caer yo en esa trampa.

 

El tema que indica el título

se refiere a que se trata

de un tema actual, y que es fuente

de discusiones variadas.

 


Ciertamente es raro el día

que, ya sea en las pantallas,

en la prensa o en reuniones

de toda clase y calaña,

no se traten de los temas

que quisiera esta mañana

poner como reflexión

de vuestras mentes sensatas.

 

De fondo estará el aborto,

la homofobia o la eutanasia,

o la famosa ‘ley trans’,

y ‘la Celáa’ de enseñanza,

y la de memoria histórica

o la forma de aprobarlas.

 

Pues, si importa el contenido,

importa en lo que se basan,

lo mismo en el Parlamento,

que en la cotidiana charla.

 

En general me preocupan

las posturas tan contrarias

dependiendo de la dea

con que se ‘viene de casa’.

 

¡Qué distinta una moneda,

si ves la cruz o la cara,

dos imágenes distintas

tu mano: el torso y la palma!

 

Lo primero que diría

del aborto o la eutanasia

es no tratar estos temas

de una manera unitaria,

como si, en todos los casos,

de lo mismo se tratara.

 

No es lo mismo gente adulta

que una niña que es violada

por un grupo de salvajes

que la ultrajan en manada.

 

Y tampoco es de recibo

no saber que gente sabia

que se ocupa seriamente

de estudiar con mucha calma,

sin prejuicios ideológicos,

de temas de esta importancia,

no acaban de estar de acuerdo

cuándo una vida es humana.



Hay que pensar que opiniones

no del todo comprobadas

no pueden ser el baremo

para imponer mis palabras.

 

Y otro punto que yo pienso

ser de una gran importancia

es el pasar de un nivel

a otro de materia varia:

el que algo sea pecado,

pues la Iglesia lo declara,

y nunca lo legitima,

no es causa justificada

para que los practicantes

de esa causa justa y santa

impongan a los poderes

de una sociedad que es laica,

que legisle en el sentido

que esa religión proclama.

 

¡Nunca un pecado es delito

de una manera automática!

 

Hace tiempo, en una época

que yo razones buscaba

para saber si en el sexo,

el carácter o las causas

del cociente intelectual

de las personas humanas,

se debían a los genes

o a razones de la infancia,

la familia, los ejemplos

que de pequeño se maman,

me encontré un dominical

de un periódico de fama,

que daba las opiniones

de los mejores psiquiatras

-Ibor o Vallejo Nájera,

Rojas, Castilla del Pino-

lo mejor de toda España.

 

Pues, aunque no me creáis,

os aseguro en confianza

que yo me quedé asustado,

al ver en aquellas páginas,

que la mitad de estos sabios,

y la otra mitad exacta,

mántenían con gran fuerza

y razones comprobadas,

unos, una idea ‘científica’

y los otros, la contraria.

 

Aquello me hizo pensar

que, cuando de algo se trata

que, además de la razón,

ocupa nuestras entrañas,

damos primero la idea

y, luego, aportamos causas

científicas o morales

perfectamente probadas.



Y eso pasa al estudiante,

y al doctor también le pasa.

 

Kalil Jibran tiene escrito:

“Oí una mujer que gritaba,

 ‘aquella guerra era justa,

 allí a mi hijo mataran!’.”

 

¿Qué puede saber la madre

de si eran justas las causas,

las razones estratégicas

de aquella guerra malvada,

o, si a una guerra, por 'justa',

se la puede llamar santa?

 

Ella sabe de seguro

-se lo dicen sus entrañas-,

que, si allí murió su hijo,

es que la guerra era santa:

no cabe en su corazón

pensar que, si era bobada,

su hijo no fuera un héroe,

que bien merezca una estatua.

 

Como esa madre, nosotros,

¡discurrimos con el alma!



Es muy triste que emociones,

hermosamente heredadas,

marquen luego, de razones

y de argumentos, las pautas.

 

Y, aunque creemos tener

lógicas frías y abstractas,

a todos pasa lo mismo:

y usamos la misma trampa

de creer al corazón

más que a ideas razonadas.

 

Por eso suele decirse:

“¡Qué atrevida es la ignorancia!”.

 

Y, de nuevo, con Kalil

Jibran, que nos narra:

“El que suele hablar es necio,

 el sabio es aquel que calla”.

 

Y, mis queridos lectores,

dejo ya rima tan larga,

pues no quisiera caer,

en lo que yo criticara.

 

Me encantaría pensar

que, tras leer mis palabras,

tomarais alguna cuenta

de aquestas mis enseñanzas:

no hagamos dogma de fe

de cosas que no están claras,

ni pensemos que lo nuestro

es la verdad sacrosanta.

 

Se ve claro en los demás:

‘dogmatizan, cuando hablan’,

y enseguida se descubre

que es errónea su mirada.

 

Y ya lo dijo Jesús

con su mente tan preclara:

vemos muy pronto una mota

que el ojo del otro empaña,

mas nos cuesta ver la viga

que a mí mismo me acompaña.



Nadie la verdad completa

posee, pues “la palabra

fuente es de malentendidos”

-que ‘El Principito’ proclama-.

 

Visitemos mil planetas

con rosas enamoradas,

que puedan domesticarnos,

y humanizar las entrañas.

 

Bebamos de muchas fuentes,

surquemos todas las aguas;

abramos bien nuestra mente

a cualquier cultura o raza.

 

Surquemos todos los mares,

caminemos las montañas,

escuchemos el rumor

de las fuentes y sus aguas,

que nos entren los olores

de las flores y las plantas. 



A veces, el saber duele,

pero el ignorar nos mata,

y el saborear ideas,

incluso antes de pensarlas,

nos da la capacidad

de engrandecer nuestra alma.

 

 

 

 

N.B. Como siempre, si te apetece

hacerme un comenario o sugerencia,

ponme, por favor, un correo a

<fermomugu@gmail.com>.